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publicidad ; 27/06/12
Quien me conoce sabe que disfruto la TV y la “estudio” y miro de una forma peculiar. Suelo ver la vida de una forma diferente, muchas veces con esos ojos de TV (llamémolo así), y suelo sacar de ello conclusiones sociales, psicológicas, de mercado, políticas y de casi todo, que otros ni imaginan. E increíblemente compruebo luego, en conferencias, gráficos y estadísticas de algo que ni tiene que ver, que he acertado en dichas conclusiones.
La TV es para mí mucho más que TV. De ella se puede sacar tanta o más información que la que en un principio te regala. Descubrí el otro día esta noticia http://www.vertele.com/noticias/las-10-emisiones-mas-vistas-y-el-minuto-de-oro-mas-seguido-de-la-historia/ (sigue así cada partido, supongo que hoy también) y fue parte de un jocoso comentario en el muro de Facebook de un amigo tras el partido de fútbol de la selección. Nos llamó la atención que 9 de esos diez registros sean de fútbol y nos llamó la atención que el único que no lo es sea una gala de Eurovisión (aquella gala). En este caso la conclusión es fácil y no voy a decirla yo. Se critica mucho la programación de nuestra televisión, pero yo no sé qué pensar del público televisivo de este país. O sí, pero mejor no lo escribo 🙂
http://www.youtube.com/watch?v=HCjz2I89LQA
La publicidad, igual. Es mucho más que publicidad. También la examino de una forma especial y a veces desgrano la vida según ella. Si vemos este vídeo, que aquí forma parte de un ejemplo psicológico,
con una mirada normal, a simple vista, no vemos más que un pirado (bueno un montón, que de forma absurda y repentina baila, además, torpemente). Pero si lo miramos con los ojos de la publicidad, ¡ay! entonces reconocemos la importancia de ese primer individuo que decide seguirle. Y cómo ese gesto, altruistra y voluntario, hace que el resto lo haga también. Ese primer seguidor tiene un valor inestimable y es justo lo que cualquier marca daría por tener asegurado en cualquier campaña de marketing. Sin embargo sale cuando sale, sin premeditación y sin que jamás pueda saberse la razón. Esa onda expansiva que fluye, esa fuente de contactos que te lo vende todo.